lunes, 19 de marzo de 2007

Movimiento social y movimiento político

En numerosas ocasiones se ha dicho que los dominicanos y dominicanas tenemos por delante la obligación de construir un gran movimiento político, donde converjan los intereses y proyectos comunes de los que son perjudicados por el modelo neoliberal impuesto a nuestro país desde la década de los años ochenta.
Lo que hay que precisar es que cualquier avance en el plano político (ya sea político-electoral, programático, partidario, etc.) de los sectores progresistas y de izquierda debe ser la expresión de progresos importantes en el movimiento social.
Esto en una doble dirección:
Por un lado, los núcleos y organizaciones políticas progresistas y de izquierda deben avanzar al encuentro de los sectores que dentro del movimiento social puedan producir un proceso de reconstrucción de este sector. Podríamos decir que sin movimiento social no hay garantía de verdadero cambio.
Por el otro lado, el proceso de reconstrucción de dicho sector implica, no sólo el aprovechamiento al máximo de sus potencialidades, sino, también, el desarrollo desde sus intereses de una visión y práctica políticas. En este sentido, diríamos que un movimiento social sin estrategia política resulta ser una masa manipulable y manipulada por los intereses de las clases dominantes.
Lo que planteamos es la necesidad de romper la desvinculación entre el movimiento político y el movimiento social, de forma tal, que cada uno pueda desarrollarse y enriquecerse mutuamente.
Es sabido que el poderoso movimiento social que se desató después de la muerte de Trujillo se potenció gracias a que pudo expresarse políticamente a través de la lucha por el retorno a la constitucionalidad. La constitución del 1963 fue la expresión política de todo el anhelo de cambios que hervía en el subsuelo de la sociedad dominicana de entonces.

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