lunes, 26 de noviembre de 2007

VOLUNTARIADO POLÍTICO CIUDADANO
TESIS ACERCA DE LA SITUACIÓN DEL
MOVIMIENTO SOCIAL Y NUESTRAS TAREAS EN EL MISMO
¡Por la reconstrucción del movimiento social y el Poder Popular!


Luís Salazar


Situación actual

1. El rasgo que define al movimiento social dominicano en el presente es su carácter local. Esto significa que el ámbito de acción, las demandas y sujetos más dinámicos están vinculados a territorios o sectores muy específicos y concretos. Dentro de lo local, el espacio territorial es el predominante, como lo atestigua el dinamismo de los pobladores de los barrios y comunidades, los transportistas, sectores religiosos, etc. También por los métodos de lucha (las marchas y movilizaciones, los bloqueos de carreteras y calles, las vigilias y piquetes, los paros barriales), así como por las demandas más enarboladas ( obras comunitarias, normalización de los servicios básicos, seguridad ciudadana), el territorio es el ámbito más dinámico de la lucha social en nuestro país.
2. Esta situación tiene una doble lectura: por un lado, revela que los escenarios más importantes de la lucha social están ubicados muy cerca de la gente común, de sus problemas más inmediatos y cotidianos; que es aquí donde esta tiene mayores posibilidades de participación directa, de control de los dirigentes, y de hacerse escuchar a la hora de las definiciones de las líneas y acciones comunes.
3. Sin duda alguna, este predominio de lo local está relacionada con el carácter espontáneo, disperso, y discontinuo de la mayoría de los esfuerzos de organización popular; además, expresa un grado de conciencia que no supera la lucha por demandas inmediatas.
4. Por el otro lado, el predominio absoluto de lo local dentro del movimiento social, expresa la incapacidad de este para colocarse de frente a los grandes problemas nacionales y mundiales, de articular las demandas parciales en un programa general de lucha, de ser el sujeto de un proyecto políticosocial de transformación de la sociedad dominicana.
5. Asumimos el carácter políticosocial del sujeto a construir y del movimiento que lo expresará, debido, no sólo a la necesario participación de organizaciones políticas y de organizaciones sociales en estos procesos, sino, también, por el hecho de que cada vez más los grupos populares vienen asumiendo un rol protagónico en el plano estrictamente político, dejando atrás la estrecha separación entre lo social y lo político. El ejemplo más paradigmático en América Latina es el del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil; organización popular que ha definido y enarbolado una estrategia socialista para ese país; superando el marco de la lucha por simples demandas inmediatas.
6. El movimiento social, como un todo, es el gran ausente en los debates de las cuestiones de alcance nacional y mundial; no posee medios de expresión nacional (periódicos, programas de radios y TV, etc.); ni mucho menos posee redes de comunicación popular que enlace los medios de comunicación locales y permita la socialización de las experiencias y el intercambio de ideas.
7. Junto a las organizaciones populares locales, existen, en determinados sectores, expresiones organizativas de carácter nacional; por ejemplo, en el movimiento sindical, entre los maestros del sector público, entre los sectores comunitarios o de pobladores, por mencionar sólo algunos.
8. Cualquier estrategia hacia el movimiento social, debe tomar en cuenta esta segmentación entre lo local y lo nacional. En el primer plano, las experiencias populares son más espontáneas y dispersas; con menores niveles de formalidad e institucionalización; a veces surgen alrededor de un problema determinado, y desaparecen con a éste. Por el contrario, las organizaciones de tipo nacional poseen un sedimento cultural, y una tradición histórica; además de que tienen estructuras burocráticas formales, que, en muchas ocasiones, se constituyen en el principal obstáculo para las innovaciones internas.
9. No hay que perder de vista que un segmento importante de las organizaciones sociales dominicanas son parte de un entramado clientelista; cuyas ramificaciones van desde estas entidades, pasando por los grupos al interior de los partidos, hasta las diversas instancias del Estado. Todo esto en un sistema que sustenta las lealtades, más que en identidades ideológicas y políticas, en el apoyo a determinados sectores y liderazgos tradicionales alrededor de la búsqueda de la ventaja material individual, el cargo público, la contrata, etc. La existencia de esta realidad en importantes segmentos del movimiento social es un aspecto a considerar seriamente.
10. Otro rasgo que define al movimiento social es su practicismo; que se corresponde con la subvaloración de la elaboración teórica, de la investigación acerca de la realidad en que se actúa.

Nuestras Tareas

11. Nuestro primer objetivo en el movimiento social es el de crear una nueva corriente de izquierda al interior de este; con claras definiciones políticas, métodos y banderas de luchas. Una franja política que fraternice con las demás expresiones de izquierda, pero que posea una identidad diferenciada de estas.
12. Nuestra corriente política en el movimiento social debe tener como objetivos contribuir a la reconstrucción del movimiento social; entendido este proceso como la constitución de los actuales sectores populares dispersos, desorganizados, y espontáneos, en un gran sujeto popular capaz de definir un proyecto de transformación radical de la sociedad y el Estado dominicanos; este proceso de constitución de un gran movimiento politicosocial debe desembocar en un nuevo tipo de poder: el Poder Popular.
13. Tomando en cuenta lo anterior, propongo que esta corriente se conozca como: Corriente “Poder Popular”.
14. El centro articulador del proceso de reconstrucción del movimiento social lo es la participación popular. Participación vista no como la presencia en eventos formales, sino como un proceso ininterrumpido de movilización del pueblo alrededor de los problemas locales y nacionales.
15. El espacio ideal para la participación popular son las asambleas; entendidas como espacios de debate, de crítica, de análisis, de definición, control, ejecución y balance de las decisiones y tareas. Por la dinámica que se puede desarrollar en ellas, son más que nada son espacios de aprendizaje, de unidad y de lucha. No es posible un auténtico proceso de participación popular, mediante el cual la gente pueda llegar a comprender la magnitud de sus problemas y las vías para resolverlos, sin la implementación de amplios procesos asamblearios.
16. Debemos aportar a la construcción de un movimiento políticosocial desde abajo, que conserve su independencia con respecto al Estado y los partidos, pero estrechamente ligado a las organizaciones políticas revolucionarias.
17. En el plano local, nos enfrentamos a la tarea de contribuir a la formación de nuevas organizaciones populares donde no existan, y fortalecer su operatividad donde las haya. Durante un tiempo más o menos prolongado, nuestro esfuerzo fundamental debe estar dirigido a fortalecer el movimiento social en el plano local; incrementar los niveles de organización, fortalecer lo existente, y establecer los canales de enlace y coordinación hasta el plano provincial y regional, en lo territorial; como paso previo hacia la constitución de redes nacionales de organizaciones populares.
18. Es necesario trabajar para la construcción de programas locales como expresión de la voluntad colectiva de las comunidades y sectores involucrados; que expresen las demandas reales y sentidas de la gente y se conviertan en los ejes de su movilización
19. La existencia de verdaderos programas locales permite identificar las demandas comunes con otros sectores, lo cual posibilite la ampliación del radio de acción de las luchas, mediante los espacios comunes de coordinación.
20. En el caso de las organizaciones existentes, se necesita un análisis y debate acerca de cada caso en concreto, para poder definir líneas colectivas de acción. En este sentido, los sectores a los que hay que prestar atención son: el obrero, magisterial, juvenil y estudiantil, pobladores, campesinos, y médicos, como los fundamentales.
21. Uno de los aspectos a definir lo será sin duda, si nuestra corriente debe propiciar espacios organizativos propios, paralelos a los que puedan existir en el mismo territorio o sector social, o, por el contrario, deben fortalecerse los existentes.
22. En el caso de las grandes organizaciones nacionales (centrales sindicales, ADP, FED, CMD, etc.), nos parece que hay que priorizar el trabajo en los organismos de base; sin menospreciar el trabajo por alcanzar posiciones dirigentes. Nuestro propósito debe ser la construcción de nuestra corriente política desde las bases de dichas organizaciones.
23. En cualquier caso, el paso a niveles superiores de estructuración, en el caso de ramas de sectores afines, y de coordinación, en el caso de sectores diferentes del movimiento, presupone el fortalecimiento de las instancias de base o de primer grado. Lo contrario sería el montaje de estructuras burocráticas que expresarían los intereses de los grupos de poder enquistados en dichos mecanismo.
24. Frente al bajo nivel político del movimiento, se hace necesario trabajar la formación política como una prioridad. Debe ser una de los ejes fundamentales de nuestra acción el impulso a la creación de planes de formación que puedan culminar con la creación de una escuela de formación política para activistas del movimiento social.

13/11/2007

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