martes, 14 de agosto de 2007

Desde abajo y a la izquierda

La Escuela Libre José Carlos Mariátegui

Luis Salazar*

Uno de los aspectos más significativos del proceso de involución política e ideológica en que se adentraron las izquierdas dominicanas a partir de los años ochenta, lo fue el proceso de disociación entre la teoría revolucionaria y la práctica política; una de las expresiones más visibles de este fenómeno fue la deserción, en unos casos, y el alejamiento de la práctica política, en otros, de la abrumadora mayoría de los intelectuales marxistas dominicanos.
Esto se tradujo en un empobrecimiento de la acción política de nuestras organizaciones revolucionarias, que no contaban con los aportes teóricos necesarios para fecundar las visiones y las prácticas; y, por otro lado, por un estrechamiento de la propia teoría que se redujo a lo potable para el sistema o que no tenía la posibilidad de verificar sus hipótesis en el gran laboratorio de las luchas sociales y políticas.
Hoy, indisolublemente unido a las demás tareas de otro tipo, se nos presenta la necesidad de reestablecer la unidad entre teoría y política de izquierda; que permita el surgimiento de nuevos colectivos de intelectuales-militantes o militantes-intelectuales, que desde sus respectivos espacios de lucha, sepan reflexionar a profundidad y con radicalidad las condiciones que las nuevas condiciones nos imponen.
Es por ello que la creación de la Escuela Libre José Carlos Mariátegui constituye un acontecimiento valiosísimo, tomando en cuenta que la iniciativa parte de un grupo de jóvenes preocupados por cambiar el rumbo de la República Dominicana; los cuales entienden que la formación de la juventud constituye una tarea fundamental de estos y de todos los tiempos.
El nombre que ostenta este nuevo espacio de formación, además de constituir un homenaje al reconocido como primer marxista latinoamericano, establece claramente la visión que animará el proceso de formación, así como el sentido de su compromiso político y social.
En todo caso, las palabras de Mariátegui deben servir de guía para este esfuerzo que recién inicia: “Otra vez repito que no soy un crítico imparcial y objetivo. Mis juicios se nutren de mis ideales, de mis sentimientos, de mis pasiones. Tengo una declarada y enérgica ambición: la de concurrir a la creación del socialismo peruano. Estoy lo más lejos posible de la técnica profesoral y del espíritu universitario.”

* el autor es militante revolucionario

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